La fuente QR-Una nueva y violenta protesta en Kenia ha dejado al menos 16 personas muertas y más de 400 heridas, muchas de ellas de gravedad. Las movilizaciones iniciadas el 9 de junio fueron protagonizadas principalmente por jóvenes de la llamada “Generación Z”, quienes salieron a las calles a exigir justicia, denunciar la corrupción, el desempleo y el alto costo de vida.

El detonante fue la muerte del blogger Albert Ojwang mientras estaba bajo custodia policial, un hecho que revivió el dolor de los abusos registrados en 2024. Durante la protesta en Kenia, la policía respondió con fuego real, gases lacrimógenos y balas de goma.
¿Por qué protestan los jóvenes kenianos?
La protesta en Kenia se gestó a través de redes sociales y se extendió rápidamente por ciudades clave como Nairobi, Kisumu, Nakuru y Mombasa. Miles marcharon portando banderas y cruces con los nombres de las víctimas, exigiendo el fin de la represión, la renuncia del presidente William Ruto y justicia por los abusos de las fuerzas de seguridad.
Además del caso Ojwang, la muerte de un vendedor ambulante durante una movilización avivó el enojo. La situación refleja el descontento de una generación que ha perdido la confianza en las instituciones.
Violencia policial: el rostro más crudo
La violencia en manifestaciones en Kenia escaló rápidamente. Según Amnesty Kenya, al menos cinco personas murieron por disparos directos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos aumentó el número de víctimas mortales a 16 personas, con más de 400 heridos, 80 de ellos en estado grave.
El uso de fuerza letal, los disparos a quemarropa y las detenciones arbitrarias han sido documentados por diversas organizaciones. Más de 60 personas fueron arrestadas, muchas en condiciones cuestionables.
Censura, represión y reacción internacional
Durante los disturbios, el gobierno impuso bloqueo mediático al ordenar suspender las transmisiones en vivo. Esta medida generó críticas por atentar contra la libertad de prensa. Diversos organismos internacionales, como la ONU, han condenado la represión y exigido al gobierno keniano respeto a los derechos humanos.
El parlamento suspendió sesiones y algunas fuerzas de seguridad fueron retiradas, pero los manifestantes ya han convocado nuevas marchas. La presión popular y diplomática crece cada día, con el mundo mirando lo que ocurre en las calles kenianas.