La fuente QR – El expresidente de México, Enrique Peña Nieto, quedó nuevamente en el centro de la controversia tras la publicación de un reportaje del medio israelí The Marker. En dicho reportaje, se afirma que Peña habría recibido 25 millones de dólares por parte de dos empresarios extranjeros. Sin embargo, Peña Nieto niega soborno de 25 millones, calificando la acusación como infundada y sin base periodística.
Los empresarios señalados son Avishai Neriah y Uri Ansbacher, quienes supuestamente habrían entregado el dinero con el objetivo de facilitar contratos tecnológicos, incluyendo la venta del software Pegasus al gobierno mexicano durante el sexenio 2012-2018.
¿De dónde surge la acusación?
La información se originó a partir de un arbitraje privado celebrado en 2024, donde los empresarios en disputa revelaron el presunto pago como parte de un acuerdo confidencial roto.
Aunque se trata de una acusación de alto impacto, hasta el momento no existe ninguna investigación formal ni juicio abierto en México. A pesar de la gravedad de los señalamientos, el caso se mantiene en el terreno mediático y no judicial.
La respuesta directa del expresidente
En una publicación hecha el 6 de julio de 2025, Peña Nieto emitió un contundente desmentido a través de su cuenta en X. Allí expresó que Peña Nieto niega soborno de 25 millones categóricamente, subrayando que el reportaje carece de sustento, pruebas o rigor periodístico. Aseguró además que fue redactado de manera “ligera y dolosa”.
Este no es el primer escándalo mediático que enfrenta el exmandatario, pero sí uno de los más sensibles, dado que toca temas como la privacidad, ciberseguridad y contratos internacionales.
El caso ha sido ampliamente compartido en medios digitales y redes sociales como un nuevo intento de vincular al expresidente con corrupción, a pesar de que el propio Peña Nieto rechaza acusaciones que lo impliquen en actos ilícitos.
¿Qué viene después?
Por ahora, no hay indicios de que las autoridades mexicanas vayan a iniciar una investigación sobre el tema. Sin embargo, la presión mediática podría escalar dependiendo del interés público y de nuevas filtraciones.