La fuente QR – En este análisis explicamos cómo el exceso de tiempo ante pantallas amenaza la salud cardiaca de jóvenes, un problema cada vez más común entre adolescentes y adultos jóvenes. Según estudios recientes, este fenómeno se asocia con una serie de riesgos a largo plazo para el sistema cardiovascular, que podrían desencadenar complicaciones serias incluso antes de los 40 años.

¿Por qué las pantallas ponen en riesgo el corazón?
El exceso de tiempo ante pantallas amenaza la salud porque promueve un estilo de vida sedentario desde edades tempranas, sumado a una mala alimentación y falta de sueño. Estas condiciones alteran funciones vitales del organismo como el metabolismo y la circulación.
Estudios científicos indican que este comportamiento está ligado al desarrollo prematuro de enfermedades crónicas. El exceso de tiempo ante pantallas amenaza la salud cardiaca de jóvenes al reducir significativamente su actividad física diaria, incrementando el riesgo de obesidad y problemas arteriales.
Además, el riesgo cardíaco en jóvenes por pantallas se acentúa en aquellos que usan dispositivos electrónicos como entretenimiento nocturno, afectando la calidad del sueño y generando estrés metabólico.
Sedentarismo, presión arterial y metabolismo alterado
Investigaciones del European Youth Heart Study señalan que adolescentes con más de 2 horas al día frente a pantallas muestran niveles significativamente más altos de presión arterial.
Un estudio en India halló que universitarios que pasaban entre 6 y 7 horas diarias en dispositivos tenían una probabilidad elevada de desarrollar hipertensión, incluso sin antecedentes familiares.
El estudio CARDIA, desarrollado en la Universidad de California, San Francisco (UCSF), concluyó que quienes estuvieron expuestos a largos periodos frente a pantallas en la juventud tuvieron hasta 16 % más posibilidades de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular antes de los 60 años.
Evidencia reciente en niños y adolescentes
La American Heart Association evaluó a más de 1,000 niños y adolescentes en Dinamarca. Cada hora adicional de uso recreativo de pantallas incrementó su puntuación de riesgo cardiometabólico en un promedio de 0.08 en niños de 10 años y 0.13 en adolescentes de 18 años.
Además, la falta de sueño intensifica la relación entre uso de pantallas y deterioro metabólico, al alterar los ritmos circadianos. El uso excesivo de pantallas en adolescentes no solo genera daños fisiológicos, también reduce su capacidad de recuperación emocional.
¿Cómo prevenir estos efectos en jóvenes?
Limitar el tiempo frente a dispositivos a menos de 2 horas diarias, fomentar actividades físicas y asegurar un sueño adecuado son claves para proteger la salud cardiaca. Familias, escuelas y comunidades deben trabajar en conjunto para establecer hábitos saludables desde la infancia.
Incorporar espacios digitales seguros y rutinas equilibradas es fundamental para evitar que este problema se convierta en una pandemia silenciosa entre los más jóvenes.