El exlíder del Cártel del Golfo y fundador de Los Zetas fue entregado a autoridades mexicanas tras cumplir 14 años en prisión en Estados Unidos.
Osiel Cárdenas Guillén, quien fuera uno de los líderes más temidos del narcotráfico en México, regresó al país luego de ser extraditado desde Estados Unidos, donde permaneció en prisión durante 14 años. Su retorno reactivará al menos siete procesos penales federales en su contra por delitos relacionados con delincuencia organizada, narcotráfico, lavado de dinero, portación ilegal de armas y cohecho. Se estima que, de ser encontrado culpable, podría enfrentar una pena acumulada de hasta 730 años de prisión.
Cárdenas, conocido por su brutalidad y apodado “El Mata Amigos”, fue entregado a las autoridades mexicanas el pasado lunes en la frontera entre ambos países. Posteriormente, fue trasladado al penal de máxima seguridad de “El Altiplano”, en el Estado de México. El procedimiento fue confirmado por funcionarios tanto del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos como de la Fiscalía General de la República (FGR).
Según un comunicado emitido por las autoridades mexicanas, existen al menos tres órdenes de aprehensión pendientes en su contra por delitos de homicidio calificado, delincuencia organizada y delitos contra la salud. Además de estos cargos, los procesos reactivados incluyen operaciones con recursos de procedencia ilícita, así como portación y posesión de armas de fuego.
La extradición de Cárdenas Guillén no pasó desapercibida. El exlíder fue una de las figuras más relevantes en el mundo del narcotráfico durante finales de la década de los 90 y principios de los 2000. Asumió el liderazgo del Cártel del Golfo en esa época y fue también responsable de fundar el grupo armado Los Zetas, integrado originalmente por exmilitares de élite que desertaron del Ejército mexicano.
Inicialmente, Los Zetas surgieron como el brazo armado del Cártel del Golfo, desempeñando un papel clave en la expansión del grupo y en el control de territorios estratégicos. Sin embargo, tras la captura de Cárdenas en 2003 y su posterior extradición en 2007, las tensiones internas dentro del cártel llevaron a una ruptura definitiva. Los Zetas comenzaron a operar de manera independiente, consolidándose como una de las organizaciones criminales más violentas y temidas en el país, responsables de masacres y crímenes atroces, incluidos ataques contra migrantes.
Cárdenas Guillén fue extraditado a Estados Unidos en 2007, donde en 2010 fue sentenciado a 25 años de prisión. No obstante, su liberación se produjo en agosto de este año, aunque las razones por las que sólo cumplió 14 años de su condena no han sido aclaradas públicamente. Desde entonces, permaneció bajo custodia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) hasta su entrega a las autoridades mexicanas.
El regreso de Osiel Cárdenas podría reactivar viejas disputas y tensiones en el ámbito del narcotráfico mexicano. Si bien su organización, el Cártel del Golfo, perdió fuerza tras su captura, el retorno de su figura despierta interés tanto por el impacto que pueda tener en el contexto actual del crimen organizado, como por el desarrollo de los procesos judiciales en su contra.
Por ahora, el exlíder criminal permanece recluido en “El Altiplano”, uno de los penales de máxima seguridad del país, mientras las autoridades mexicanas continúan con el seguimiento de sus casos pendientes. La FGR será responsable de llevar a cabo las investigaciones correspondientes y, en su momento, presentar las pruebas necesarias para avanzar en los procesos judiciales.
La trayectoria de Osiel Cárdenas es un recordatorio de los años más oscuros del narcotráfico en México, así como de los efectos de las disputas entre cárteles. Su extradición y posible sentencia marcan un nuevo capítulo en una historia que ha dejado profundas cicatrices en el país.