La fuente QR informa que para responder a la pregunta dónde debería temblar para que exista un tsunami en México, es fundamental entender la relación entre los sismos submarinos y las zonas de subducción. Estas regiones se encuentran principalmente frente a la costa del Pacífico mexicano, donde el choque de placas tectónicas provoca fuertes movimientos telúricos capaces de generar tsunamis.

Un evento de esta naturaleza requiere un sismo de gran magnitud (mayor a 7.5 grados) cuyo epicentro esté en el fondo del mar, lo más cerca posible de la costa. El Golfo de Tehuantepec, en el sur del país, representa uno de los puntos de mayor riesgo para este tipo de fenómenos.
Estados del Pacífico mexicano en alto riesgo de tsunami
Las regiones con mayor probabilidad de generar un tsunami en México son:
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Guerrero
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Oaxaca
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Michoacán
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Colima
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Jalisco
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Chiapas
En estos estados, la interacción entre la Placa de Cocos y Placa Norteamericana es constante y genera acumulación de energía sísmica. De hecho, en estas zonas han ocurrido sismos históricos que han activado alertas de tsunami en México, aunque sin consecuencias graves en años recientes.
¿Por qué el Caribe mexicano está a salvo de tsunamis?
Aunque muchas personas se preguntan si una catástrofe similar podría ocurrir en el Caribe mexicano, lo cierto es que esa región carece de subducción tectónica activa, lo que reduce significativamente el riesgo de tsunamis.
Esto no significa que esté completamente exenta de peligro. Aunque no hay actividad de placas tectónicas como en el Pacífico, podrían surgir olas anómalas provocadas por:
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Deslizamientos o derrumbes submarinos
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Erupciones volcánicas marinas
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Impactos de meteoritos (poco frecuentes)
¿Qué condiciones deben darse para que ocurra un tsunami?
Para que un tsunami afecte las costas mexicanas, deben cumplirse varios factores clave:
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El sismo debe ocurrir en el fondo marino
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Su magnitud debe ser superior a 7.5
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El epicentro debe estar cercano a la costa
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Debe haber un desplazamiento vertical del lecho marino
Cuando estos elementos coinciden, como ha ocurrido en otras partes del mundo, la energía generada por el sismo puede desplazar grandes volúmenes de agua, generando olas que avanzan a gran velocidad hacia la costa.