El presidente electo de Estados Unidos confirmó que utilizará recursos militares para echar a miles de personas que ingresaron de forma irregular al país.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado su intención de declarar el estado de emergencia nacional y utilizar al Ejército para llevar a cabo una deportación masiva de migrantes. La medida, que fue anunciada este lunes, ha generado una gran controversia en el país, tanto a nivel político como social.
A través de un mensaje en la plataforma Truth Social, Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, compartió que la próxima administración de Trump está dispuesta a tomar medidas drásticas en cuanto a la inmigración ilegal, utilizando recursos militares para enfrentar lo que ha denominado como una “invasión” permitida por la administración del presidente Joe Biden. Trump respondió a esta publicación confirmando la veracidad de la información con un simple “¡Es verdad!”.
La propuesta de Trump de utilizar al Ejército se basa en el hecho de que, si la Guardia Nacional no es capaz de hacerse cargo de las expulsiones de migrantes, entonces las tropas federales podrían intervenir, tal como el magnate lo indicó en abril, sugiriendo que las fuerzas armadas deberían estar preparadas para tomar control de la situación.
Desde su victoria en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, Trump ha avanzado en sus planes para aplicar una política migratoria más severa. En sus declaraciones, ha utilizado términos despectivos y alarmistas, acusando a los migrantes de “envenenar la sangre” de Estados Unidos, “infectar” al país y hasta de cometer actos violentos. Estos comentarios han sido fuertemente criticados por defensores de los derechos humanos.
En los últimos días, Trump ha tomado medidas para reforzar su equipo de seguridad fronteriza, nombrando a Tom Homan como “zar de la frontera”. Homan, exdirector del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), es conocido por su enfoque de mano dura en la política migratoria, y fue responsable de la controvertida separación de familias migrantes durante la administración de Trump entre 2017 y 2018.
El presidente electo también ha nombrado a otros dos personajes clave en su gobierno. Kristi Noem asumirá la dirección del Departamento de Seguridad Interior, mientras que Mike Waltz será asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Ambos son conocidos por su postura firme en temas migratorios y de seguridad nacional.
El anuncio de Trump ha causado gran preocupación entre organizaciones defensoras de los derechos humanos, que temen por el futuro de los más de 11 millones de migrantes en situación irregular en el país. Además, economistas han señalado que una deportación masiva tendría un costo económico altísimo, lo que podría agravar aún más la situación económica de Estados Unidos, que ya enfrenta escasez de mano de obra.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue de cerca estos desarrollos, anticipando posibles reacciones tanto dentro como fuera del país ante la implementación de estas medidas radicales.
