La fuente QR – En un giro inesperado, Estados Unidos incluye a México como adversario, una afirmación lanzada por la fiscal general Pam Bondi que ha desatado una ola de tensión internacional. Esta declaración, hecha ante el Comité de Gastos del Senado el 25 de junio de 2025, coloca a México en la misma categoría que Irán, China y Rusia.

México entra en la lista negra de EE. UU.
Durante su comparecencia ante el Senado, Bondi aseguró que México representa una amenaza no solo física, sino también moral, al señalar que el fentanilo y otras drogas que cruzan la frontera están “asesinando a nuestros hijos”. Esta visión extrema impulsó la narrativa de que México actúa como un “adversario extranjero”.
La fiscal también criticó que México no coopera lo suficiente en inteligencia antidrogas ni en frenar el tráfico de armas, lo que agrava la percepción de amenaza desde la Casa Blanca.
Factores clave que llevaron a la declaración
Entre las razones que llevaron a que Estados Unidos incluya a México como adversario, se destacan tres elementos críticos que se han acumulado desde inicios de 2024:
Cárteles designados como terroristas
Desde febrero, la administración Trump clasificó a seis cárteles mexicanos —incluidos el de Sinaloa y el CJNG— como “organizaciones terroristas extranjeras”. Esta medida sentó las bases para aplicar un enfoque militar y legal más agresivo.
Crisis de fentanilo y muertes masivas
El gobierno estadounidense culpa directamente a los cárteles mexicanos por más de 52,000 muertes por opioides sintéticos en tan solo un año, lo que fue determinante para considerar a México país adversario de EE. UU. y reforzar el discurso de confrontación.
Medidas económicas y arancelarias
En un intento por presionar al gobierno mexicano, Estados Unidos impuso un arancel del 25 % a productos nacionales en febrero de 2025. Aunque las medidas fueron temporalmente detenidas, siguen latentes y podrían volver si no hay cambios concretos.
¿Qué implica esta designación?
La inclusión de México en esta lista no equivale a una declaración de guerra, pero sí a una alerta diplomática de alto nivel. Las consecuencias pueden sentirse en varios frentes:
Mayor vigilancia fronteriza
El FBI y la DEA podrían intensificar sus operaciones conjuntas, así como aumentar las incautaciones en la frontera. Además, se especula que habrá mayor presión sobre las autoridades mexicanas para colaborar con agencias estadounidenses.
Impactos diplomáticos y en tratados
La cooperación bilateral entra en una zona crítica. El discurso hostil afecta la confianza entre gobiernos y podría afectar acuerdos clave como el TMEC (USMCA), especialmente en lo que respecta a propiedad intelectual y comercio digital.
Riesgos para la soberanía nacional
La administración de Claudia Sheinbaum ha dejado claro que no tolerará intervenciones externas. Ya se han anunciado reformas que endurecen las penas por tráfico de armas y protegen la autonomía del país ante presiones extranjeras.
Una tensión sin precedentes
Estados Unidos incluye a México como adversario, una frase que hace eco en todas las esferas políticas y económicas. Aunque no representa una guerra declarada, sí constituye una de las declaraciones más tensas en la historia reciente entre ambas naciones.
El enfoque estadounidense busca presionar a México en tres frentes clave: tráfico de drogas, flujo de armas y colaboración en inteligencia. Se espera que ambos países busquen vías de diálogo, pero la incertidumbre crece a medida que las medidas se endurecen.