La fuente QR – Una tragedia sacudió el centro-sur de Texas el 6 de julio de 2025. Inundación en Texas deja más de 80 muertos, decenas de desaparecidos y comunidades devastadas tras una tormenta repentina que azotó la región de Hill Country, especialmente en el condado de Kerr y a lo largo del río Guadalupe. El campamento infantil Camp Mystic fue uno de los más afectados.

En menos de una hora, el río creció más de 8 metros, atrapando a muchas personas durante la madrugada, mientras dormían. La rapidez de la crecida y la falta de alertas efectivas agravaron la emergencia.
Impacto humano: muertes, desapariciones y rescates dramáticos
El saldo oficial hasta ahora es de 82 muertos en todo el estado, incluidos 28 niños solo en el condado de Kerr. Además, hay al menos 41 personas desaparecidas, entre ellas, consejeras y niñas del campamento Camp Mystic, donde se confirmaron 27 fallecimientos.
Las escenas de desesperación movilizaron a rescatistas en tierra, aire y agua. La Guardia Costera rescató a más de 200 personas, muchas de ellas en condiciones extremas y sin posibilidad de evacuar por sus propios medios.
Fallas en los sistemas de alerta
Aunque el Servicio Meteorológico de EE. UU. emitió una alerta nacional desde el jueves, los sistemas de emergencia locales, como el del condado de Kerr, no activaron las alertas celulares. Esto generó críticas sobre la respuesta institucional ante una amenaza tan letal.
Muertes por inundación en Texas como estas podrían haberse evitado con mejores sistemas de advertencia y protocolos de evacuación.
Persiste el peligro: más lluvias en camino
La inundación en Texas ha saturado completamente el suelo, y se espera más lluvia hasta el lunes por la noche, elevando el riesgo de nuevos deslaves e inundaciones. Las autoridades han pedido a la población no bajar la guardia, especialmente en zonas rurales, campamentos y orillas de ríos.
Este episodio marca uno de los eventos meteorológicos más devastadores del año. Las inundaciones en Texas han encendido las alarmas sobre la falta de infraestructura para responder a fenómenos climáticos extremos que, según expertos, serán cada vez más frecuentes.