El ceremonial que define la elección de un nuevo pontífice sigue reglas centenarias que apenas han cambiado. El ritual para el cónclave, lleno de simbolismo y solemnidad, marca el comienzo de una nueva etapa para la Iglesia Católica.
¿Qué es el ritual para el cónclave?
El ritual para el cónclave es el procedimiento litúrgico y organizativo mediante el cual los cardenales de la Iglesia Católica eligen al nuevo papa. El proceso, profundamente arraigado en la tradición, tiene lugar en la Capilla Sixtina del Vaticano y está envuelto en un estricto secreto y aislamiento.
Inicio del ritual: la misa y el encierro
La cena del 6 de mayo: primer paso hacia la elección
La tradición dicta que todos los cardenales electores se reúnan en la Casa de Santa Marta para cenar la noche previa al inicio del cónclave. Desde ese momento, quedan incomunicados del mundo exterior, una característica clave de este proceso.
7 de mayo: misa “Pro eligendo Papa”
En la mañana, el decano del colegio cardenalicio celebra una misa abierta al público en la Basílica de San Pedro. Esta ceremonia marca el comienzo espiritual del proceso.
El ingreso a la Capilla Sixtina y el juramento
La procesión y el canto del Veni Creator
Por la tarde, los cardenales caminan en procesión hacia la Capilla Sixtina. Durante este trayecto, entonan el Veni Creator Spiritus, invocando la guía del Espíritu Santo en sus decisiones.
Extra Omnes: el encierro total
Una vez que todos han entrado en la capilla, el maestro de ceremonias pronuncia el famoso “Extra omnes” (todos fuera), ordenando la salida de cualquier persona ajena al cónclave. Solo los cardenales electores permanecen dentro.
Votaciones secretas y procedimiento detallado
Cómo se lleva a cabo el voto
Cada cardenal escribe a mano el nombre de su elegido en una papeleta, pronunciando un juramento de conciencia. Luego, introduce el voto en un cáliz especial dispuesto en el altar. Este acto simboliza la entrega del voto a Dios.
Recuento y verificación
Los escrutadores abren y leen los votos uno a uno. El nombre elegido se anota y se perfora la papeleta con una aguja. Si el número de votos coincide con el total de electores, se procede al conteo final. El resultado se quema, como indica el ritual para el cónclave, generando la clásica “fumata”.
Señales del resultado: humo y campanas
Fumata negra o blanca: el anuncio al mundo
Después de cada ronda de votación, las papeletas se queman. Si no hay acuerdo, el humo que sale es negro. Cuando se alcanza el consenso (dos tercios de los votos), se libera humo blanco, señalando que el nuevo papa ha sido elegido.
El sonido de las campanas de San Pedro
Simultáneamente al humo blanco, suenan seis campanas de la Basílica de San Pedro, confirmando al mundo que hay nuevo pontífice.
La “sala de las lágrimas” y el momento íntimo del papa electo
Emoción y vestimenta papal
En una sacristía cercana, llamada simbólicamente “sala de las lágrimas”, esperan varias vestimentas blancas de diferentes tallas. Allí, el nuevo papa se viste y puede liberar la emoción acumulada, antes de salir al balcón para su primera bendición.
Las oraciones diarias durante el cónclave
A lo largo del proceso, los cardenales siguen celebrando misa y rezando en comunidad. Cada jornada inicia con el rezo de los laudes a las 9:00 a.m. y concluye con las vísperas tras las votaciones vespertinas.
Una tradición que perdura por siglos
El ritual para el cónclave es una de las ceremonias más antiguas y solemnes del cristianismo. Su carácter místico y simbólico ha perdurado casi sin cambios, aun en tiempos de modernidad. En él se entrelazan la fe, la tradición y la responsabilidad de guiar a más de mil millones de fieles en el mundo.