El gobierno mexicano expresó su inconformidad con el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, tras sus comentarios sobre la reforma al Poder Judicial, calificándolos de “desafortunados” e “imprudentes”. En respuesta, México envió una nota diplomática de protesta a Washington.
El viernes 23 de agosto, el gobierno de México emitió una nota de protesta dirigida a Estados Unidos, en reacción a las declaraciones del embajador estadounidense, Ken Salazar, respecto a la propuesta de reforma al Poder Judicial promovida por el Ejecutivo mexicano. El presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que las palabras del diplomático constituyen una falta de respeto y una actitud intervencionista en un asunto que corresponde exclusivamente a los mexicanos.
López Obrador destacó que, aunque Salazar fue el portavoz de estas declaraciones, en realidad está transmitiendo la postura del Departamento de Estado de Estados Unidos. “Han habido actos de falta de respeto a nuestra soberanía, como esta declaración desafortunada, imprudente, del embajador Ken Salazar”, afirmó el mandatario.
En respuesta a lo que el presidente consideró una injerencia inaceptable, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) envió una nota diplomática a la embajada estadounidense, expresando un “profundo extrañamiento” por los comentarios de Salazar sobre un tema de naturaleza interna y soberana. El documento subraya que la reforma busca fortalecer el estado de derecho en México, y cualquier postura externa al respecto es vista como una violación a la soberanía nacional.
La nota enfatiza que tales declaraciones no reflejan el respeto mutuo que ha caracterizado históricamente la relación entre los dos países. López Obrador insistió en que, aunque la respuesta diplomática ya fue enviada, espera que no se repita una situación similar en el futuro. Además, lamentó que Canadá se haya alineado con la postura de Estados Unidos en este asunto.
El presidente también aprovechó la ocasión para recordar la larga historia de intervencionismo estadounidense en América Latina, que se remonta a la doctrina Monroe. López Obrador criticó cómo, en el pasado, Estados Unidos imponía sus políticas y decisiones en los países de la región, incluyendo a México, bajo un enfoque neoliberal y de dominio.
A pesar de las tensiones actuales, el presidente mexicano destacó que su administración ha mantenido buenas relaciones con los presidentes estadounidenses recientes, Donald Trump y Joe Biden, e hizo un llamado a continuar con una política de buena vecindad.
El desencadenante de esta protesta diplomática fue la reciente declaración de Ken Salazar, quien advirtió que la elección de jueces a través del voto popular podría poner en riesgo el funcionamiento de la democracia mexicana. Salazar subrayó la importancia de que cualquier reforma judicial incluya salvaguardas que aseguren la independencia del Poder Judicial y eviten su politización.
En conclusión, López Obrador reafirmó que la defensa de la soberanía nacional es una prioridad y que ningún país extranjero, por poderoso que sea, debe inmiscuirse en los asuntos internos de México.