La fuente QR. Este martes 15 de julio de 2025, ejecutan al comandante Nitro en Culiacán en un ataque directo, sin persecución, y a plena luz del día. La agresión ocurrió en una zona comercial concurrida, a metros de la Secretaría de Educación Pública. El crimen refleja el dominio operativo del crimen organizado en el corazón del estado de Sinaloa, a pesar del discurso oficial sobre “pacificación”.
El ataque: ráfagas, precisión y cero detenidos
El comandante David Cristóbal “Nitro”, del Grupo Élite de la Policía Estatal Preventiva, fue emboscado en el bulevar Pedro Infante por un comando armado. Durante aproximadamente 30 segundos, su camioneta blindada recibió una ráfaga de disparos de grueso calibre. Su esposa, quien lo acompañaba, fue herida de gravedad.
El ataque no dejó margen de reacción: fue rápido, quirúrgico y sin presencia policial en la zona. Las autoridades no han emitido un comunicado claro ni informado sobre avances o posibles responsables.
Perfil de la víctima: mando incómodo para el crimen
El comandante Nitro Policía Estatal Sinaloa era un objetivo marcado. Su historial incluye operativos contra estructuras del narcotráfico en Culiacán y zonas rurales. Había sido nombrado líder del Grupo Élite en septiembre de 2023 y recientemente inició el proceso de baja voluntaria, aunque seguía oficialmente activo.
Su ejecución no fue un hecho aislado. Desde septiembre de 2024 han asesinado a al menos 43 agentes estatales, y 31 más en lo que va de 2025. La estrategia criminal parece enfocada en debilitar mandos que han representado una amenaza real.
Una ejecución que cuestiona la seguridad estatal
Ejecutan al comandante Nitro en Culiacán mientras el gobierno estatal insiste en que Sinaloa avanza hacia la paz. Pero esta narrativa se cae con cada ráfaga, con cada cuerpo abandonado en la vía pública.
El blindaje de nivel 4 de su camioneta fue inútil. ¿Falla del equipo o negligencia estatal? La respuesta sigue pendiente, como lo está la acción real de las autoridades.
¿Complicidad, miedo o fracaso institucional?
Lo que más preocupa es la ausencia de resultados. No hubo detenciones, persecución ni respuesta inmediata. El crimen organizado operó como si tuviera el terreno despejado, sin obstáculos ni vigilancia. Todo sugiere una falla en los sistemas de inteligencia o, peor aún, una permisividad estructural.
Ejecutan al comandante Nitro en Culiacán y las preguntas siguen: ¿Dónde estaban los operativos de seguridad? ¿Dónde el monitoreo en zonas rojas? ¿Dónde los refuerzos? El silencio del gobierno solo fortalece la percepción de impunidad.