Descubre la espeluznante historia detrás del crematorio clandestino en Teuchitlán, un rancho en Jalisco donde se desmembraban y quemaban cuerpos de sicarios. Un testimonio aterrador revela la brutalidad del crimen organizado en México.
Testimonio de un Sobreviviente: La Oscura Realidad del Crematorio Clandestino en Teuchitlán
Un sobreviviente de este lugar relató su aterradora experiencia en el rancho Izaguirre, donde las prácticas de muerte y tortura eran la norma. En sus relatos, describió un cuarto denominado “la carnicería”, un espacio donde se realizaban atrocidades impensables, como el desmembramiento de personas que no pasaban el adiestramiento para convertirse en sicarios de élite.
El sobreviviente reveló que las víctimas eran descuartizadas y luego incineradas en un proceso aterrador. El lugar estaba equipado con un “horno” donde se incineraban los cuerpos, y aquellos que se negaban a participar en este acto eran asesinados. Esta descripción nos lleva directamente a la presencia de un crematorio clandestino en Teuchitlán, uno de los elementos más escalofriantes de esta historia.
¿Qué Sucedía en el Rancho Izaguirre?
El rancho Izaguirre, ubicado en Jalisco, es conocido por su relación con el crimen organizado y el entrenamiento de sicarios. Según los relatos del sobreviviente, la “carnicería” era el sitio donde los cuerpos de los traidores o los que no cumplían con los requisitos del entrenamiento eran desmembrados. La operación del crematorio clandestino en Teuchitlán permitía destruir los cuerpos rápidamente para eliminar cualquier evidencia.
El entrevistado explicó cómo el proceso de incineración se realizaba de manera sistemática, utilizando hornos improvisados en los cuales se metían hasta cuatro cuerpos a la vez. Esta información confirma que el crematorio clandestino en Teuchitlán no solo era un sitio de tortura, sino también un lugar donde el crimen se aseguraba de eliminar cualquier vestigio físico de sus acciones.

La Cruda Realidad: El Lema de “Si No Hay Cuerpo, No Hay Delito”
El sobreviviente explicó que el lema en el rancho era claro y despiadado: “Si no hay cuerpo, no hay delito”. Este lema reflejaba la brutalidad con la que operaban, ya que los sicarios eran forzados a destruir las pruebas de los crímenes cometidos, sin importar los medios utilizados. En este contexto, el crematorio clandestino en Teuchitlán desempeñaba un papel crucial en la ocultación de los crímenes.
La historia de este hombre es un testimonio desgarrador de la violencia extrema que ocurre en los rincones más oscuros de México, como lo demuestra la existencia del crematorio clandestino en Teuchitlán, un sitio de horror que ahora ha sido expuesto gracias al valor de aquellos que logran escapar.
La Recrutación y la Promesa de un Trabajo en Seguridad
El sobreviviente compartió que fue reclutado bajo la promesa de un empleo como guardia de seguridad, sin saber que acabaría atrapado en un escenario tan macabro. Los reclutamientos se realizaban en lugares como la terminal de autobuses de Tlaquepaque, y las personas eran llevadas a entrenamientos en lugares remotos como el rancho Izaguirre. Después de completar el entrenamiento, muchos eran enviados a trabajar como sicarios en diversas partes del país, incluido Zacatecas, donde este hombre terminó escapando.
La Lucha por la Libertad: Escape del Horror
El testimonio del sobreviviente revela no solo los horrores del rancho, sino también la difícil decisión de huir. Mientras se encontraba en Zacatecas, decidido a no seguir con la vida de sicario, encontró la oportunidad de escapar, todo por el deseo de ver a su hijo una vez más. Este acto de valentía es uno de los pocos rayos de esperanza en medio de un relato tan oscuro.

Impacto Social y Político: ¿Qué Significa este Descubrimiento para Jalisco?
El hallazgo de un crematorio clandestino en Teuchitlán pone en evidencia la profundidad de la impunidad y la violencia en regiones controladas por el crimen organizado. Este descubrimiento no solo refleja la brutalidad de las actividades criminales, sino también la falta de intervención efectiva por parte de las autoridades locales y federales.
El caso también plantea preguntas sobre el control territorial que grupos criminales tienen en zonas rurales y la utilización de estos espacios para ocultar evidencias de crímenes. El impacto de este crematorio clandestino en Teuchitlán podría ser aún mayor si se profundiza en la red de complicidad y protección que permitía su funcionamiento.