La fuente QR informa que autoridades costarricenses desmantelaron una peligrosa red de trata de personas en Costa Rica, vinculada directamente con el Tren de Aragua, una organización criminal transnacional. El operativo dejó al descubierto una red de explotación sexual en la que al menos 90 mujeres, en su mayoría venezolanas, eran sometidas con violencia y amenazas constantes.
Esta red de trata de personas en Costa Rica operaba desde viviendas clandestinas donde las víctimas eran obligadas a prostituirse. El caso ha generado conmoción y alerta en la región por el nivel de violencia ejercido y por los nexos internacionales de los responsables.
¿Cómo operaba la red criminal?
La estructura replicaba un modelo ya documentado en otros países. Promesas de empleo, ayuda migratoria o traslado seguro eran utilizadas como gancho inicial. Una vez en el país, las víctimas eran privadas de su libertad, sus documentos eran retenidos y eran forzadas a entregar todas sus ganancias bajo amenazas de muerte o violencia.
Esta situación afectó directamente a 90 mujeres víctimas de trata sexual, muchas de las cuales sufrieron abuso físico y psicológico prolongado.
Detenciones y nexos con el Tren de Aragua
Durante el operativo, se logró la detención de cuatro personas, incluyendo a un hombre considerado el líder del grupo en Costa Rica. La Fiscalía ha confirmado que el grupo mantenía comunicación constante con estructuras similares en Panamá y Colombia.
De esta forma, Costa Rica desarticula red del Tren de Aragua, una célula que habría operado durante meses sin ser detectada plenamente.
Atención a las víctimas y acciones del gobierno
El Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) ya activó un protocolo de ayuda urgente: alojamiento temporal, atención médica, protección legal y apoyo psicológico. Además, se está facilitando la regularización migratoria para aquellas mujeres que deseen permanecer en el país bajo protección.
¿Qué es el Tren de Aragua?
Nacido en Venezuela, el Tren de Aragua es hoy una de las bandas criminales más expandidas del continente. Opera en países como Colombia, Perú, Chile y Panamá. Se dedica a delitos como extorsión, tráfico de drogas, homicidios, secuestros y trata de personas. Su crecimiento ha sido alimentado por la migración forzada y la debilidad institucional en algunas regiones.
Costa Rica se convierte así en un nuevo punto estratégico para esta red, lo que ha encendido las alertas de autoridades y organismos de derechos humanos.