La fuente QR – El despliegue de militares en Sinaloa contra terrorismo no ha logrado frenar la creciente ola de violencia en la entidad gobernada por el morenista Rubén Rocha. A pesar del refuerzo con más de 10 000 efectivos del Ejército, Guardia Nacional y SSPC, los índices de criminalidad siguen en ascenso.
En los últimos meses, Sinaloa ha sido escenario de violencia extrema, con cifras alarmantes que incluyen más de 1 300 homicidios, 1 500 secuestros y 1 174 desplazamientos forzados. Las zonas más afectadas siguen siendo Culiacán y sus alrededores, donde se han reportado bloqueos armados y enfrentamientos constantes.

El despliegue militar en Sinaloa no da resultados
El despliegue militar en Sinaloa, aunque masivo, ha sido incapaz de contener las dinámicas criminales. El estado apenas cuenta con 0.33 policías por cada 1 000 habitantes, muy por debajo de los estándares internacionales. Esta falta de fuerza pública local ha obligado al gobierno a depender casi exclusivamente de las Fuerzas Armadas.
El objetivo de esta intervención es enfrentar lo que algunos funcionarios han calificado como “terrorismo del narco”, caracterizado por emboscadas, ejecuciones públicas y ataques coordinados. Sin embargo, el uso continuo de militares en Sinaloa contra terrorismo no ha rendido frutos visibles, más allá de algunos decomisos y capturas aisladas.
Rocha y el gobierno federal refuerzan la estrategia
Ante la persistente inseguridad, el gobernador Rocha solicitó refuerzos adicionales. En junio de 2025, se sumaron 1 600 elementos federales, incluyendo 1 200 soldados del Ejército y 400 más de la SSPC. También se intensificaron las labores de videovigilancia e inteligencia para monitorear las rutas criminales.
Aun así, el propio mandatario reconoció que “todavía hay inseguridad”, generando cuestionamientos sobre la efectividad de la militarización como solución de fondo.
¿Y la policía local? El eslabón más débil
Expertos advierten que la ausencia de una policía profesional, capacitada y autónoma debilita cualquier intento de pacificación. Mientras no se refuerce el sistema policial civil, la presencia militar seguirá siendo solo un paliativo.
Se necesita un plan integral que incluya inversión en prevención del delito, participación ciudadana y coordinación entre niveles de gobierno. Sin ello, el uso de militares en Sinaloa contra terrorismo continuará sin lograr una transformación real del panorama de seguridad.