Aunque los vapeadores están prohibidos oficialmente en México desde enero de 2025, la realidad en plataformas como Facebook muestra que estos dispositivos siguen ampliamente disponibles. Con solo escribir “vapes” en el buscador, los usuarios pueden acceder a perfiles, grupos cerrados y catálogos que ofrecen entregas a domicilio en cuestión de horas.
Los vapeadores prohibidos definen una preocupante contradicción: la ley dice una cosa, pero la práctica muestra otra. En redes sociales, este producto regulado sigue al alcance de un clic.

Redes sociales: el nuevo mercado de vapeadores prohibidos
Los comerciantes han migrado al entorno digital para evadir los operativos presenciales de COFEPRIS y Guardia Nacional. En redes sociales como Facebook e Instagram se venden dispositivos con etiquetas codificadas, entregas discretas y condiciones flexibles para el consumidor. La venta ilegal de vapeadores ha encontrado en el ecosistema digital un refugio sin regulación.
Además, se detectó que la venta de vapeadores en redes sociales también crece en TikTok, donde influencers promueven el uso indirectamente.
¿Qué pasa en Quintana Roo y con la venta de vapeadores en redes sociales? La vigilancia no alcanza
En Quintana Roo, el fenómeno se repite con fuerza. Las ciudades de Cancún, Playa del Carmen y Chetumal muestran actividad constante de grupos de venta digital. Padres de familia han denunciado que adolescentes acceden fácilmente a productos prohibidos, sin filtros ni restricciones.
Se han identificado casos donde estudiantes hacen pedidos grupales a través de grupos de WhatsApp, con entregas en la puerta de sus escuelas. La situación urge respuestas coordinadas entre autoridades y plataformas digitales.
¿Cómo operan los vendedores digitales? Estrategias y vacíos
Los vendedores de vapeadores prohibidos han desarrollado técnicas para operar sin ser detectados:
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Usan palabras clave disfrazadas como “nubes” o “sabores”.
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Crean grupos cerrados y verificados donde se filtra a los compradores.
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Muestran catálogos digitales solo mediante historias privadas.
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Realizan entregas por apps o con mensajeros en moto.
A pesar de los esfuerzos regulatorios, la falta de mecanismos de vigilancia digital deja expuesta a una población vulnerable.