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domingo, noviembre 24, 2024

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EE.UU. se prepara para las elecciones más caras de su historia

A pocos días de los comicios, ambas campañas alcanzan cifras récord, pero la ventaja económica no asegura el triunfo.

Las elecciones presidenciales del 5 de noviembre en Estados Unidos no solo serán una de las más polarizadas, sino también las más costosas en la historia de la nación. Se estima que el gasto total de todas las contiendas a nivel nacional, incluidas las campañas presidenciales de Kamala Harris y Donald Trump, superará los 15 mil millones de dólares. De esa suma, la vicepresidenta Harris ha recaudado al menos 1.1 mil millones, mientras que el expresidente Trump ha acumulado más de 900 millones.

La ventaja financiera de Harris le ha permitido dominar los medios tradicionales, plataformas digitales y redes sociales con mensajes políticos. No obstante, esta superioridad económica no garantiza una victoria en las urnas, una realidad que se ha evidenciado en elecciones anteriores.

“El exorbitante costo del ciclo electoral de 2024 tiene que considerarse en contexto”, explican Sarah Bryner y Brendan Glavin, analistas de Open Secrets, una organización dedicada a vigilar los flujos financieros en las campañas electorales de EE. UU. Señalan que, ajustado por inflación, el total de recaudación de 2020 equivaldría a 18 mil 300 millones en términos de 2024.

Según datos de Open Secrets, Harris ha recaudado 906 millones de su propio comité de campaña y ha recibido otros 245 millones de grupos externos, conocidos como Comités de Acción Política (PAC), mientras que Trump ha asegurado 367 millones de su campaña y 572 millones a través de estos mismos grupos externos. En septiembre, Harris logró recaudar 359 millones de dólares, destinando 270 millones a publicidad en ese mismo mes.

El dinero como factor en la contienda

A pesar de que Harris y sus aliados lograron recaudar un impresionante total de 633 millones en solo un trimestre, las elecciones pasadas demuestran que el dinero no siempre asegura el triunfo. En 2016, Hillary Clinton invirtió alrededor de 768 millones de dólares en su campaña presidencial, en contraste con los 400 millones de Trump. A pesar de la amplia diferencia de gasto, el republicano venció gracias a los resultados del Colegio Electoral, aunque Clinton obtuvo tres millones de votos populares adicionales.

La historia se repite en casos como el de 1992, cuando el entonces presidente George H.W. Bush, con una campaña de 131 millones de dólares, fue derrotado por el gobernador de Arkansas Bill Clinton, quien gastó apenas 93 millones.

Sin embargo, el dinero en las campañas sigue siendo un factor de ventaja para los candidatos con mayor respaldo económico, especialmente cuando se trata de quienes ya ocupan cargos públicos y buscan la reelección.

En Estados Unidos, el financiamiento de campañas presidenciales proviene de tres fuentes principales: donaciones individuales, PAC y súper PAC. Las contribuciones individuales están limitadas a 3 mil 300 dólares por persona para las primarias y otra suma igual para las elecciones generales, según la Comisión Federal de Elecciones. Sin embargo, los súper PAC no tienen límites en sus aportaciones, lo que permite que personas acaudaladas, corporaciones y sindicatos financien generosamente a ciertos candidatos, siempre que no coordinen sus acciones con las campañas oficiales.

La polémica por las donaciones

Recientemente, el multimillonario Elon Musk causó controversia al anunciar su intención de donar un millón de dólares diarios a una persona aleatoria que firme una petición en apoyo a la Primera y Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión y el derecho a portar armas. Esta oferta ha generado un debate entre juristas constitucionales, pues mientras algunos consideran que Musk podría estar incurriendo en un delito por tratar de influir en la votación, otros argumentan que no se trata de un incentivo directo a favor de un candidato específico.

Mientras tanto, la fuerte recaudación de fondos a favor de Kamala Harris no ha asegurado una ventaja definitiva sobre Donald Trump. A pocos días de los comicios, la contienda se mantiene cerrada, con diferencias mínimas dentro del margen de error en los principales estados que decidirán la elección: Arizona, Nevada, Georgia, Michigan, Wisconsin, Pensilvania y Carolina del Norte.

La carrera electoral de 2024 refleja el creciente papel del financiamiento en la política estadounidense, donde la abundancia de recursos permite a los candidatos influir en las opiniones y decisiones del electorado, aunque, como en el pasado, la victoria no siempre está en manos del candidato con mayor respaldo económico.

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