El secretario de Economía asegura que el nombre del Golfo no cambiará y llama a preservar la relación bilateral con Estados Unidos.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, respondió con cautela a las declaraciones de Donald Trump sobre su intención de renombrar el Golfo de México como “Golfo de América”. Esta propuesta surgió tras comentarios del presidente electo de Estados Unidos, quien afirmó que su país realiza la mayor parte del trabajo en la región y que México debería hacer más para frenar la migración hacia el norte.
En un evento realizado en Florida, Trump declaró: “Cambiaremos el nombre de Golfo de México al Golfo de América, el cual es un nombre hermoso y muy apropiado”. Ante esto, Ebrard llamó a mantener la calma y actuar con prudencia, señalando: “Primero hay que tener sangre fría, sabiduría mexicana, no podemos contestar todas las declaraciones todos los días”.
El secretario enfatizó que el nombre del Golfo de México no está en discusión y se mantendrá así en el futuro. “Si nos viésemos dentro de 30 años, el Golfo de México se va a seguir llamando Golfo de México, pero no nos vamos a engarzar en ese debate. Lo que vamos a hacer es proteger la relación que tenemos los dos países”, afirmó durante el Foro de Consulta del Eje Economía Moral y Trabajo, parte de los esfuerzos para la conformación del Plan Nacional de Desarrollo.
La perspectiva internacional sobre un posible cambio de nombre
Especialistas han señalado que cambiar el nombre del Golfo de México no es una decisión que pueda tomarse de manera unilateral. Este cuerpo de agua es compartido por tres países: México, Estados Unidos y Cuba, y cualquier modificación requeriría un consenso internacional.
Iliana Rodríguez, analista en relaciones internacionales, explicó que “necesitas la organización internacional ideográfica y el consenso de los Estados colindantes con el Golfo de México. De manera unilateral ningún Estado puede cambiar el nombre de ninguna porción marítima, mientras no le corresponda de manera soberana”.
Rodríguez consideró las declaraciones de Trump como una estrategia política más que como una propuesta viable. A su juicio, se trata de un “sesgo de la personalidad egocéntrica y narcisista del futuro líder de una gran nación”, diseñado para resonar entre sus votantes. “Está marcando una agenda y posiciona un mensaje para sus ciudadanos, quienes están convencidos de que al votar por él votaron por la reconstrucción del nacionalismo que los va a llevar otra vez a la existencia del Tío Sam de inicios del siglo pasado”, concluyó.
Mientras tanto, Ebrard aseguró que México está preparado para cualquier escenario con la próxima administración estadounidense y reiteró su compromiso de proteger la relación bilateral entre ambos países.