El sector hotelero de Quintana Roo, sin reportes de daños significativos en esta temporada de huracanes, expresa su inquietud ante la carencia de apoyos y fondos de emergencia por parte de las autoridades, frente a fenómenos meteorológicos cada vez más intensos y frecuentes.
A pesar de no haber registrado grandes daños durante la temporada de huracanes en Quintana Roo, los empresarios del sector hotelero muestran creciente preocupación por la ausencia de recursos preventivos ante posibles desastres naturales. Miguel Ángel Fong González, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles, subrayó la necesidad de un trabajo conjunto entre el sector privado y el gobierno para crear estrategias que protejan a los turistas y a las empresas tanto antes, como durante y después de cualquier fenómeno meteorológico.
“Este año ha sido especialmente complicado por la cantidad y la fuerza de los fenómenos hidrometeorológicos”, comentó Fong González, señalando que eventos climáticos extremos han afectado a diversas zonas turísticas de México, como Acapulco, en Guerrero, y han generado una disminución en la ocupación hotelera en el Caribe. La constante amenaza de nuevos huracanes aumenta la incertidumbre en el sector, afectando la demanda turística y generando preocupación tanto en los operadores hoteleros como en los visitantes.
El empresario mencionó el caso de Acapulco como ejemplo de las dificultades que enfrentan los destinos turísticos tras sufrir el impacto de huracanes. En este caso, después del paso del huracán Otis, la recuperación de la actividad turística ha sido lenta y complicada, a pesar de los esfuerzos de promoción y eventos como el Tianguis Turístico. “Acapulco lleva más de un año luchando por recuperarse desde el huracán Otis, y justo cuando parecía que el Tianguis Turístico ayudaría a su reactivación, otro huracán golpea la zona, poniendo más obstáculos a su recuperación”, destacó.
Fong González también enfatizó la falta de fondos de emergencia y de un Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden), así como la ausencia de incentivos fiscales que permitan al sector amortiguar los altos costos que conlleva la reparación y reconstrucción de infraestructura dañada. La falta de estos apoyos hace que los hoteles se vean obligados a cubrir de sus propios recursos los gastos derivados de estos desastres, situación que afecta la continuidad de las operaciones y pone en riesgo futuras reservaciones por parte de turistas, quienes temen reservar en zonas con alta probabilidad de desastres.
“Es evidente que los fenómenos naturales son cada vez más intensos, y aunque algunos no provoquen daños de gran magnitud, la preocupación de los turistas sobre la seguridad de sus reservas es cada vez mayor”, agregó.
Esta situación se convierte en un desafío crucial para el sector, ya que la falta de apoyo gubernamental puede impactar seriamente el turismo en la región, poniendo en riesgo su estabilidad económica y sus ingresos.