En Quintana Roo, dos de cada diez empleados sienten que su edad les cierra las puertas a nuevas oportunidades laborales. A partir de los 41 años, las empresas locales tienden a considerarlos menos útiles, limitando así su desarrollo profesional.
En Quintana Roo, la discriminación por edad es una realidad que afecta a una proporción significativa de los trabajadores. Según datos recientes, dos de cada diez empleados en el estado sienten que su edad, a partir de los 41 años, los convierte en candidatos menos deseables para las empresas. Estas percepciones han derivado en una disminución en las oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional para los trabajadores más experimentados.
Eliud Miravete Gutiérrez, un empleado de 40 años, comparte su experiencia: “Aquí se dice que si quieres lograr algo, tiene que ser antes de los 35 años, porque después de esa edad ya no te toman en cuenta por considerarte viejo. A partir de ahí, olvídate de un ascenso”. Su testimonio refleja la frustración de muchos trabajadores en la industria turística del Caribe Mexicano, quienes sienten que sus posibilidades de progresar se desvanecen con el paso de los años.
La Encuesta Nacional Sobre Discriminación arroja luz sobre este problema, subrayando que en el sector turístico de Quintana Roo, el cual genera el 42% de los empleos del estado, los adultos mayores de 45 años enfrentan mayores dificultades para integrarse a los grandes hoteles, restaurantes y servicios náuticos. Las empresas suelen priorizar a empleados más jóvenes, dejando a un lado a aquellos con mayor experiencia.
“Prefieren a los jóvenes porque pueden servir más rápido, limpiar con mayor agilidad, estar más atentos y soportar mejor la presión”, añade Eliud, quien trabaja en un hotel de lujo en la Riviera Maya. Según él, la rapidez y la capacidad de resistir largas jornadas son más valoradas que la experiencia en este tipo de trabajos.
El informe Tendencias del Entorno Laboral en México 2024 respalda esta observación, señalando que las empresas del sector turístico buscan a jóvenes de entre 22 y 30 años, creyendo que estos soportan mejor el estrés de las jornadas laborales extensas. Además, al no tener tantas responsabilidades familiares, suelen ser más flexibles a la hora de aceptar horas extras, lo que a menudo extiende sus días de trabajo hasta 11 horas.
Esta situación en Quintana Roo contrasta con otros estados del país, como Puebla y Nuevo León, donde la discriminación por edad es menos severa. En estas regiones, los empleados suelen ser considerados “obsoletos” a partir de los 52 años, ya que las industrias locales aún valoran más la experiencia laboral.
La realidad para los trabajadores mayores de 40 años en Quintana Roo refleja un desafío creciente en el sector turístico, que sigue priorizando la juventud sobre la experiencia, lo que deja a una parte importante de la fuerza laboral con pocas opciones para avanzar en sus carreras.
