El Ejército israelí anunció el lunes que ha realizado más de 300 bombardeos en el sur del Líbano, en una de las operaciones aéreas más intensas en casi un año de enfrentamientos con Hezbolá. Estos ataques han dejado un saldo mortal de 274 personas, según el Ministerio de Salud libanés, con más de mil heridos, convirtiendo la jornada en la más sangrienta desde el inicio del conflicto en octubre.
La ofensiva israelí ha incrementado la tensión en la región, y por la tarde del lunes, el Ejército israelí confirmó que ampliaría su operación, ahora enfocándose en el Valle del Beká, una región en la frontera este del Líbano. El vocero militar israelí, el contraalmirante Daniel Hagari, advirtió a los residentes del Beká que abandonen las zonas donde Hezbolá tiene supuestamente almacenadas armas, ya que se prevén ataques más intensos en los próximos días.
Este conflicto, que comenzó en octubre, ya ha dejado más de 600 muertos en Líbano, en su mayoría combatientes de Hezbolá, aunque también se contabilizan más de 100 civiles. El intercambio de ataques ha ido escalando desde el domingo, cuando Hezbolá lanzó más de 100 cohetes, misiles y drones al norte de Israel, en represalia por ataques previos que acabaron con la vida de un comandante clave de la organización y de decenas de sus combatientes.
El Ejército israelí ha sido claro en su intención de continuar con los bombardeos. A través de redes sociales, el Ejército publicó una fotografía que muestra al jefe militar, el teniente general Herzi Halevi, autorizando más ataques desde la sede del Ejército en Tel Aviv. Halevi y otros líderes han prometido intensificar sus acciones contra Hezbolá en los próximos días, como parte de su estrategia para debilitar la capacidad militar del grupo en el sur y este de Líbano.
Por su parte, Hezbolá respondió atacando con cohetes un puesto militar israelí en Galilea, así como instalaciones de la empresa de defensa Rafael, en la ciudad de Haifa. Estos ataques ocurrieron mientras las sirenas antiaéreas sonaban en el norte de Israel para alertar a la población del lanzamiento de proyectiles desde territorio libanés.
El lunes, Israel emitió una advertencia a los habitantes del sur de Líbano, instándolos a evacuar cualquier edificio donde se almacenaran armas de Hezbolá, advirtiendo de futuros ataques “extensos” contra los objetivos del grupo armado. Sin embargo, no se ha registrado un movimiento masivo de evacuación en la región, lo que sugiere que algunas personas podrían estar en áreas de riesgo sin saberlo.
El Ministerio libanés de Salud informó que los hospitales del sur de Líbano y del Valle del Beká han recibido instrucciones para posponer las cirugías que no sean de urgencia, con el fin de estar preparados para atender a las víctimas de los ataques israelíes. La escalada de violencia ha generado preocupación por la posibilidad de que este conflicto desemboque en una guerra abierta, especialmente mientras Israel sigue combatiendo a Hamás en Gaza.
El conflicto se ha extendido a múltiples frentes, con Israel bombardeando áreas como la provincia de Byblos y las regiones de Baalbek y Hermel. En uno de estos ataques, un pastor murió y dos familiares resultaron heridos, según medios locales. Mientras tanto, Hezbolá ha intensificado su apoyo a los palestinos en Gaza, prometiendo continuar sus ataques en solidaridad con Hamás, lo que ha exacerbado la situación en la frontera libanesa.
Aunque Israel ha señalado que por ahora sus operaciones se limitan a bombardeos aéreos, no se descarta una eventual incursión terrestre si las circunstancias lo requieren. En un mensaje a la población libanesa, Israel advirtió que cualquier persona que se encuentre en un edificio donde se almacenen armas de Hezbolá debe evacuar de inmediato. Sin embargo, el ministro de Información libanés, Ziad Makary, desestimó estas advertencias, calificándolas como parte de una “guerra psicológica” de Israel.
La escalada de violencia ha afectado gravemente a ambos lados de la frontera. En Líbano, cientos de personas han muerto y muchas han sido desplazadas, mientras que en Israel la situación es similar. Además, los constantes intercambios de fuego han destruido cultivos y provocado incendios en la región.
A medida que el conflicto entra en una fase crítica, Israel ha reafirmado su compromiso de restaurar la calma en la frontera, aunque Hezbolá ha dejado claro que no cesará los ataques hasta que se detengan las hostilidades en Gaza. Con el conflicto acercándose a su primer aniversario, la perspectiva de un cese al fuego parece cada vez más lejana.